Entrevista con Antonio Goñi (empleado suyo entre 1952 y 1958):
“Luis Troyas era hijo del panadero, éramos vecinos.
Empezó en 1945 fundando Azkoyen. Había estudiado en los Salesianos de Pamplona. Se dedicaba a inventar y fabricar artilugios que hacían la vida y el trabajo más cómodo y agradable para la gente.
En 1952 se quería ir a Argentina, iba a cerrar el taller. Ya había despedido a los 5 obreros que tenía, pero cambió de opinión y reabrió. Entonces empecé a trabajar con él como primer empleado, aprendiz y recadero, en la reapertura sin haber cumplido todavía los 14 años.
Allí aprendía y trabajaba, las dos cosas a la vez. Luis Troyas me hacía limar y limar, dejarlo a escuadra, y volver a repetir. Primero tenía que aprender el oficio y luego ya trabajaría. Esa era la obsesión y la pasión de Luis Troyas con sus empleados, enseñarles el oficio para que luego trabajaran muy bien. Para mí, Luis Troyas fue un maestro verdadero del oficio, con él aprendí a manejar todas las máquinas y acabé como jefe de producción en Luzuriaga en Tafalla.
Luis Troyas no era egoísta, era buena persona. Su mundo era pensar y pensar y trabajar, el más puro inventor. Era el típico que vive por y para sus ideas.
Artilugios que hacíamos: Máquinas para la agricultura, como peladoras de espárragos, patatas y un invento para arrancar patatas. También registró patentes de una lavadora, una peladora y cortadora de mimbre, una cuna con motor para mecerla y un aparato pequeño junto a la cabecera que emitía sonidos similares al corazón para que el bebé tuviera la sensación de estar en el regazo de su madre. El ingenio era muy variado: Moldes para hacer baldosas, máquinas para escaldar tomates, elevadoras de pimientos, seleccionadora de guisante, aparato para encender la caldera, que sale en la foto, el surtidor de gasolina… En este surtidor, lo complicado no era rellenar de gasolina, el grandísimo logro fue verificar que la moneda era buena, en 1956 ni más ni menos. Ese fue el origen del Azkoyen de hoy en día, el nacimiento del vending en España. Según Antonio Goñi, el surtidor de gasolina fue el trampolín para Azkoyen.
Ahí empezó todo lo fuerte, con el vending. Después, ese mismo diseño del surtidor se utilizó para vender papel del baño. Según la moneda que metías te servía una cantidad de papel a través de unas ruedas dentadas. La máquina se colocaba en los bares principalmente. Y así fue evolucionando el vending en Azkoyen y con ello en España.
El primer taller lo tenía en la zona del puente. Tenía una transmisión larga y de ahí con poleas se transmitía el movimiento a todas las herramientas, taladro, torno, fresadora… Es decir, el taller mismo parecía un lugar lleno de inventos.
Cada día era diferente con Luis Troyas, no sabías con qué te iba a venir cada día… “